Para conocer Lanzarote es preciso agacharse, ponerse a ras de suelo.
El color y la textura de cada porción de territorio cultivado (jable, enarenado, hoyo, gavia) nos da información sobre nuestras posibilidades y limitaciones..
Esto lo aprendí gracias a la SAT El Jable, una cooperativa agrícola integrada por personas que practican la agroecología, esto es: una agricultura que ayuda a conservar la biodiversidad de los ecosistemas, prioriza la salud de la comunidad y lucha contra la desertificación.
Practican una agricultura de secano tradicional, mejorada con la tecnología del siglo XXI. En su forma de cuidar la tierra confluyen diversas ciencias: edafología, geología, biología, botánica, meteorología…
Su trabajo demuestra que la cooperación es más efectiva
que la competición.
En 2020, en plena pandemia, salí a recorrer Lanzarote junto a la agricultora Ascensión Robayna y el fotógrafo Gerson Díaz para escribir este libro: Pastorear el viento, domar el agua, labrar el fuego. Un viaje por los insólitos ecosistemas agrarios de Lanzarote.

La publicación fue editada por la Dirección General de Patrimonio del Gobierno de Canarias, y puede encontrarse en bibliotecas públicas del archipiélago canario, así como en centros educativos. Una pequeña tirada se de su segunda edición se puso a la venta en librerías de Canarias.
SAT El Jable también coordinó una exposición fotográfica itinerante, que recorrió los siete municipios de la isla.
Este proyecto no habla sobre la agricultura heroica del pasado sino sobre la agricultura sostenible del futuro.
Herederas del conocimiento ambiental de generaciones pasadas, las personas que hoy se forman en agroecología saben que el futuro de Lanzarote pasa por un cambio de modelo económico y un aumento exponencial de la soberanía alimentaria insular.

