Casa Mayor Guerra (¡ay, qué fatiga el siglo XVIII!)

Salimos del puerto de Arrecife persiguiendo una nube, con ganas de que su panza se convierta en lluvia. La pillamos en Masdache y se deshace en una mollizna breve como un haiku. Las gotas aliñan los olores del campo y se nos cuelan por los poros de la piel, jareada ya de tantos lavados hidroalcohólicos.Sigue leyendo «Casa Mayor Guerra (¡ay, qué fatiga el siglo XVIII!)»