La gente de Lanzarote tiene una profunda conexión con el mar. Charcos, mareas, zafras, jacas, burgaos, barquillas, aparejos, besos… El océano es una despensa, un amigo y un patio de recreo, así que duele mucho verlo convertido en un vertedero.
La contaminación plástica es uno de los problemas ambientales que más movilizan a la ciudadanía, quizás porque resulta particularmente visible y alfombra la orilla de la playa con granos de colores: restos de tapones, latas y mil y un objetos que jamás se reciclaron y terminaron arrojadas al mar.

La isla vuelve a acoger este año una conferencia internacional dedicada al futuro y el impacto de los microplásticos: #Micro2020 se está desarrollando esta semana, del 21 al 27 de noviembre de 2020. En este año marcado por la pandemia de COVID-19, las ponencias son online y todos los artículos científicos están disponibles (acceso libre) en la web oficial del congreso.
Más de 1.200 participantes de universidades y centros de investigación de todo el mundo están involucrados en esta cita anual, que crece en número e importancia conforme pasa el tiempo.
Mientras lees esto, el investigador Bruno Tassin está hablando sobre fibras de plástico en directo ante un público virtual que supera ya las 120 personas, así que ponte un café y entra ya en su web.

¿Que no entiendes el inglés o todo te parece demasiado técnico? ¡Juntaletras al rescate! 🦸🏻♀️ En enero de 2021 publicaré un resumen con las conclusiones más relevantes para nuestra vida.
Como todavía falta muchas vidas de mosca hasta entonces, puedes entrar en materia con esto :
- “El plástico no es el villano de esta historia».
- Un elevado porcentaje de lo que pisamos en las orillas son pellets de resina o de carbón mineral (la materia prima con la que se elabora el plástico) y ya se encuentra de manera habitual en el estómago de varios peces y aves.
